Entradas

Mostrando entradas de junio, 2011

El primer desencanto con los concursos

II El primer desencanto con los concursos de pintura me lo llevé a la tierna edad de los nueve años. Fue Rosalina, una compañera de clase, la que lo ganó. El jurado del certamen proponía el siguiente tema: “la vida en la ciudad en el año 2000”. A mí, como a todos mis compañeros, me dio por dibujar un cielo lleno de tíos volando con unas mochilas de las que salían unas toberas discretas y soltaban una columna de viento impetuoso; a estos personajes le añadíamos coches flotantes aerodinámicos y algún planeta que otro de fondo que competían con la luna. Por entonces, como siempre ocurre, nuestra imaginación viajaba con mayor velocidad que toda esa escuadrilla voladora. Rosalina, una de las pocas empollonas que no eran feas, se presentó con un paisaje de “la Escuela de los niños”, uno con una casa a dos aguas en perspectiva (¡no lo entiendo!, ¡en Andalucía, las únicas casa con techos a dos aguas son las naves industriales!). Aún hoy sigo sin entender qué tenía que ver su dibujo con los “av

Mi padre era militar

I Mi padre era militar, pero gracias a Dios, también pintor, escultor, restaurador y manitas: un renacentista en toda regla. Como en casa éramos muchos hermanos, ni más ni menos que once —un equipo de fútbol al completo—, los ingresos que procedían de la venta de los cuadros de mi padre, nos ayudaban a llegar a fin de mes. Siempre hemos vivido en la misma casa: un pabellón militar con un porche y jardín en la parte delantera. Los techos eran tan altos que si a alguno de los pequeños se le escapaba un globo, para recuperarlo, había que esperar al día siguiente a que descendiera. En el piso de arriba —independiente del nuestro— vivían los vecinos. No sé por qué los vecinos casi siempre nos resultan hostiles. Creo que en la entraña de este profundo misterio siguen trabajando antropólogos de todo el mundo. Hace poco leí que una universidad de Estados Unidos sostenía la teoría de que el germen de las guerras tenía su origen en las desavenencias vecinales. No obstante y a pesar de todo, mi

Óleo sobre tabla

Imagen
I. Mi padre era militar II. El primer desencanto con los concursos III. El Canuto IV. Teorías domésticas V. Unas Navidades VI. Una gota de tinta china VII. Opté por hacer maquetas VIII. La pintura ha muerto IX. Mi amigo César X. Nubes de mar XI. Me puse a pintar XII. Una habitación vacía XIII. Dejé atrás el Bachillerato XIV. La mejor música XV. El examen de ingreso XVI. Es verano XVII. Un estudio propio XVIII. Llegar a este punto XIX. La Facultad de Bellas Artes XX. Casi sin darme cuenta XXI. Un paisaje XXII. El espectador